El pasado día 10 de abril Nemi participó en el Encuentro Nacional de Centros de Innovación Territorial de la Red de Centro de Innovación Territorial y Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en Ponferrada para resaltar el papel del transporte a la demanda en el reto demográfico.

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La despoblación rural en España es un fenómeno creciente que afecta especialmente a las zonas del interior y norte del país, como Castilla y León, Aragón y Galicia. La falta de oportunidades laborales, el envejecimiento de la población y el éxodo de jóvenes hacia las ciudades han provocado una disminución continua de habitantes en numerosos pueblos. Esta situación no solo pone en riesgo la supervivencia de estas comunidades, sino que también compromete la conservación de su patrimonio cultural, histórico y medioambiental.

Variación 2011 Vs 2021 (fuente: www.elconfidencial.com)

En las zonas rurales, la disminución de la población suele estar vinculada a la falta de empleo, la baja rentabilidad de la agricultura tradicional y la escasez de servicios básicos como la sanidad o la educación. 

De hecho, España es el segundo país con la mayor proporción de territorio vacío de personas.  Más del 80%, y solo por detrás de Noruega.

Densidad de población (fuente: www.elconfidencial.com)

La despoblación o el fenómeno de la España vacía genera un círculo vicioso: cuanto menos gente vive en estas áreas, menos inversiones reciben, lo que a su vez hace más difícil que nuevas familias decidan establecerse allí o que los jóvenes quieran quedarse.

Hasta 1,8 millones de personas viven en hogares con vulnerabilidad severa en transporte.

Uno de los factores clave que agrava la despoblación es la pobreza de transporte en las zonas rurales. La escasa frecuencia de autobuses y trenes trayectos muy largos, junto con la desaparición de líneas ferroviarias y la falta de alternativas públicas eficaces, limita enormemente la movilidad de los residentes, especialmente de las personas mayores o sin coche propio, dificultando el acceso a centros de salud, instituciones educativas o empleos ubicados en zonas urbanas. Esta carencia de infraestructuras impide el acceso adecuado a dichos servicios básicos, haciendo aún menos atractivo vivir en estos entornos rurales.

Una persona u hogar se encuentra en situación de pobreza de transporte cuando no dispone de transporte público o privado (adecuado) a su disposición y/o cuando el sistema de transporte limita el acceso a bienes y servicios esenciales y/o cuando tiene dificultades o no puede hacer frente a los costes del transporte”  Fuente: Comisión Europea

El círculo vicioso entre despoblación y pobreza de transporte genera un desafío complejo para las políticas públicas. Sin una mejora sustancial en las conexiones de transporte, es difícil fomentar la repoblación o el desarrollo económico de estas zonas. Se requieren inversiones sostenidas, incentivos a la movilidad y soluciones innovadoras —como el transporte a demanda o los servicios compartidos— para revertir esta tendencia y garantizar la igualdad de oportunidades entre el mundo rural y el urbano así frenando la despoblación y revitalizando las zonas rurales. 

Las familias rurales en España pueden gastar más del 20% de su renta en movilidad, superando el umbral de pobreza de transporte definido por la UE

Está claro que la movilidad y el transporte son ejes fundamentales para la conexión de los territorios, promoviendo la inclusión social y reduciendo las desigualdades territoriales.  El acceso a los servicios esenciales es clave para una participación plena en la sociedad y crucial para acceder a un conjunto más amplio de otros bienes y servicios facilitadores, como el empleo, la educación y la atención sanitaria.

El transporte a la demanda, una herramienta para facilitar el repoblamiento rural

 

El Transporte a la Demanda (TAD) puede mejorar significativamente el transporte público en las zonas rurales al ofrecer opciones de transporte flexibles y eficientes que se adaptan a las necesidades de la comunidad. A diferencia de los autobuses de ruta fija, los sistemas TAD ajustan sus rutas en función de la demanda en tiempo real y proporcionan una mejor cobertura a las zonas remotas con poca demanda, garantizando que los habitantes de las comunidades rurales puedan acceder al transporte público cuando y donde lo necesiten. 

 

El TAD fomenta la inclusión social al proporcionar transporte a quienes carecen de vehículo privado, especialmente los ancianos, los adolescentes o quienes optan por no conducir.  La implantación del TAD puede mejorar la comodidad y fiabilidad generales del transporte rural, fomentando una mayor movilidad, conectividad y oportunidades económicas, y puede estimular las economías locales al mejorar el acceso al empleo, la educación y la atención sanitaria.

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